Marco de ideas: síntesis 1

La gran conciencia: del autobús a la hoja de papel

La conciencia es la propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta.

Real Academia Española

Esta definición del diccionario de la Real Academia Española se amolda muy oportunamente a la idea de gran conciencia que experimenté en esas grandes cantidades de horas en las colas de Caracas, mi fascinación con las dimensiones superiores, esos espacios “invisibles” que comenzaron durante la infancia con cuentos e historias como El Principito y Alicia en el país de la maravillas, entre otras, se había intensificado con los años y, precisamente, en uno de esos días en mi espera dentro del autobús para llegar a casa, estaba tratando de canalizar algunas ideas, mirando una hoja blanca de papel que tenía entre mis manos cuando, involuntariamente, comencé a pensar la razón por la que en la escuela asumen la bidimensionalidad, el plano, como una la hoja de papel.

Luego de este cuestionamiento y algunas otras horas de reflexión, empecé a tener en cuenta la presencia elemental del espesor, de la profundidad que tiene eso que asumimos como plano: la hoja de papel.

Cuando profundizo en esta idea, entro en conciencia con respecto a la visión que tenemos de las dimensiones, incluso aquella de la que, en teoría, somos parte. Una dimensión se define como un aspecto o faceta de algo. Así bien, el plano es alto, ancho. La tridimensionalidad es alto, ancho y profundo.

Para comprender precisamente la propuesta en este Trabajo Especial de Grado que presento es importante resaltar el punto de nacimiento y las observaciones que, en general tenemos —o no—de nuestro entorno, más específicamente el espacio en el que somos, existimos y transitamos. Muchos escritores han expresado a través de su lenguaje parte de estas consideraciones con el espacio y un principio de coexistencia de otros mundos que intuimos pero desconocemos.

En Los Hermanos Karamazof, Dostoievski hace que su protagonista Iván Karamazof y otros personajes como Zossima especulen con la existencia de dimensiones superiores durante una discusión sobre la existencia de Dios y la inmortalidad.

El pensamiento de la vida de ultratumba me conmueve de un modo extraordinario (…) Todos creen en una vida futura, ¿pero esta creencia de qué proviene? ¿A qué obedece? (…) ¿Es posible, oh Cielos, que al morir desaparezca todo? (…) Miro entorno mío, y veo que, hoy, nadie, nadie se cuida de este grave problema… Y yo, sumida en honda ignorancia, sufro de un modo indecible.

(…)Sino existe la inmortalidad, no existe la virtud.

Los hermanos Karamazof: Dostoievski

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