Esta es la intención que tengo de reincidir sobre la idea de un mundo diferente, de un espacio que necesita ser cuestionado y no asumido como una verdad irrefutable. Cuando observo la historia de lo que conocemos como espacio y la concepción que hemos ido cambiando acerca del tiempo me doy cuenta que ciertamente hay afirmaciones que asumimos en nuestra contemporaneidad como contundentes e imposibles de cuestionar.
Presento una posibilidad inventada, sobre la base de deducciones lógicas entorno a la bidimensionalidad. Hallé cierta estructura que posteriormente apliqué a distintos espacios o dimensiones más complejas.
En la presente investigación registro a través de la escultura –concebida como contexto tridimensional- la manifestación de un cuerpo que (co)existe en otra dimensión.
La línea general de ésta inquietud de pensar espacios más complejos, no es más que una ejemplificación de cómo el cuerpo comprendido como ser—en el mundo— puede ser perfectamente un puente entre distintos contextos espaciales, es decir, múltiples dimensiones.